El sabado fue un día importante para mi primo Diego, ya que lo bautizaron. Primero fuimos a la misa y después a los locales de la comunidad de su casa donde habían preparado una merendola tremenda. Todos estaban muy guapos y elegantes (yo incluido, por supuesto).
Me lo pasé muy bien jugando con Alba y los micrófonos de un videojuego de cantar que había llevado el tío Santi, los mayores también se lo pasaron de lo lindo cantando sin parar y convirtiendo la fiesta en un karaoke japonés.
Tambien jugamos al pillo-pillo y a las sillas, acabé tan cansado que en cuanto llegué a casa me fuí a la cama rendido...